Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Con la lupa sobre el origen de López Mateos

 

El pasado 8 de febrero, esta columna trató acerca de quién fue el verdadero padre del expresidente de México, Adolfo López Mateos. La periodista Regina Santiago publicó un libro titulado “Un Quijote en México”, “Gonzalo de Murga y Suinaga”, en el que afirma que el verdadero padre de don Adolfo fue el personaje central del libro, abuelo de ella también, Gonzalo de Murga y Suinaga precisamente.

En la columna referida dije entre otras cosas lo siguiente:

“No hay ninguna razón para dudar de que lo que Regina afirma en verdad lo cree, aunque desafortunadamente no ha conseguido pruebas, sólo tiene el dicho de su abuelita, que se transformó en secreto familiar, y los rumores que llegaron a otras personas.

“Si ese secreto hubiera sido conocido por los rivales de don Adolfo, nunca lo habrían dejado llegar a la presidencia, en ese entonces la Constitución no permitía que los hijos de extranjeros ocuparan el cargo.

“Y por otra parte, ¿Cómo se enteró la abuelita de Regina de que su pareja, Gonzalo de Murga, había sido también pareja sentimental de Elena Mateos y que juntos habían procreado a dos hijos? ¿Él se lo dijo? ¿Cómo? ¿En qué circunstancias? ¿Cuándo?

“¿Pudo tal secreto resistir el paso de tantos años antes de salir a la luz?"

Regina contestó a algunas de las preguntas en un correo electrónico que recién me envió, en el que dice:

“Vaya una aclaración, pues en el libro Un Quijote en México sí se específica que Gonzalo de Murga platicó con mi abuela, Dionisia Núñez, para comentarle quiénes eran realmente sus hijos.  El relato está en la página 325. Pero además, el libro ha seguido con sus aventuras después de publicado y éstas quizás den para otro relato. Una vez publicado, los parientes de Madrid me mandaron una copia de la carta que Gonzalo de Murga, mi abuelo, le escribió a Gonzalo de Murga hijo. Ahí también señala quiénes eran sus hijos y habla específicamente de mi mamá, de mi tía Paz Margarita –ambas hijas de Dionisia-, de Esperanza y de Adolfo.  Pero no sólo eso.  Recibí también un correo de Mario Moya Palencia, señalándome que había leído el libro y me escribía para confirmarme que Adolfo estaba enterado de que De Murga era su padre. De hecho lo comentaba con algunos amigos cercanos con quienes tenía una especie de tertulia literaria.  Pero una de las experiencias más enriquecedoras para mí fue la de aprender a valorar el libro como parte de la historia regional.  Esta es una historia que, como bien decía don Andrés Henestrosa, era conocida por muchos en el Istmo de Tehuantepec, pero todos “guardaron el secreto”, se sintieron cómplices –pero con una complicidad que se entiende como solidaridad- al no permitir que esa historia bloqueara la carrera política de López Mateos. Esos fueron los testimonios que yo escuché cuando presenté el libro en Juchitán, en el Ingenio de Santo Domingo y ante la comunidad ixtepecana residente en la Ciudad de México. Todos participaron contando anécdotas personales, relatos que escucharon de su abuelos, de sus padres o de sus hermanos mayores.  Que Adolfo había sido hijo del dueño del Ingenio de Santo Domingo era un secreto a voces. Y en esas presentaciones del libro hubo oportunidad de escuchar y compartir recuerdos; entrelazar historias.”

Tanto sobre Esperanza como sobre Adolfo queda mucho por descifrar. Hay diversas versiones acerca de sus orígenes, pero a mí me parece que la más acertada es la que dice que ellos eran efectivamente hermanos de sangre e hijos de Elena Mateos Vega y Gonzalo de Murga y Suinaga, quien a la abuela de Regina Santiago le dijo: “Con doña Elena tuve tres hijos. El primero murió; los otros son Esperanza y Adolfo.” A esto hay que sumar ahora la afirmación de Moya Palencia de que “Adolfo estaba enterado de que De Murga era su padre.”

El dato acerca de lo que Moya afirmó es contundente, deja fuera casi todas las dudas al respecto, porque se trata de un testigo de primera mano de lo que decía el expresidente.

El paso siguiente tiene que ser buscar a los “amigos cercanos” al expresidente a que se refiere Moya para obtener más testimonios. Y, desde luego, el de Angelina Gutiérrez Sadurní, su última esposa —sólo por la iglesia— cobra ahora una enorme importancia, lo mismo que lo que tenga que decir la hija de ambos, Elena, que por cierto lleva el mismo nombre que el de la madre del expresidente. La tarea ahora es lograr tales testimonios.

El caso del misterio del origen de Adolfo y Esperanza López Mateos parece comenzar a develarse. Hay muchas preguntas todavía en el aire. ¿Nació efectivamente en Atizapán? ¿O en la Ciudad de México? Lo de Guatemala casi queda descartado. ¿Y Esperanza… Por qué se suicidó realmente?

Don Adolfo decía que Esperanza le llevaba un año de edad. A esto es a lo que hay que darle más valor pero, ¿Nació él en 1907, en 1909 ó en 1910?

Sobre la hermana del expresidente, Esperanza López Mateos, y sobre B. Traven me ha escrito Terry Priest, quien tiene fotos y documentos acerca de la primera en una muy bien estructurada página web (hemos sostenido correspondencia). Él afirma que Esperanza era hija realmente de B. Traven (mi columna sobre este personaje apareció el pasado 26 de mayo) e intenta validar tal afirmación con una carta supuestamente escrita por el autor de “La Rebelión de los Colgados” en la que refiere tal cosa a un amigo de Priest llamado Henry Harold Schautz, que dice sostuvo un  romance con Esperanza, pero ya he planteado a Terry mi desacuerdo. Me parece que la carta muestra algunos detalles, incluido el formato de redacción y la manera de escribir el remitente, que dejan dudas acerca de su autenticidad, aunque él no las tiene.

A esto hay que sumar el hecho de que cuando Gabriel Figueroa y Esperanza supieron de Traven por primera vez, Figueroa motivó a su prima para que localizará a éste y le propusiera traducir al español toda su obra, lo que ella hizo y se ha documentado. Visto esto, no se puede de ninguna manera afirmar que ella era hija de Traven, y con los nuevos datos aportados por Regina hay que cancelar totalmente tal posibilidad.

En la carta del 19 de junio de 1946 que tiene Terry en su poder, Traven se dirige a Henry como “My Dear Son”, y se refiere a Esperanza como “My Daughter”. Ahora Priest me plantea diversas dudas, pregunta:

¿Dónde y cuándo nació Esperanza?

¿Cuándo murió Elena, su mamá?

¿Hay alguna tumba de Esperanza, un certificado de nacimiento, de defunción?

A medida que se obtienen respuestas surgen otras preguntas, pero no hay duda de que por fin estamos caminando en este asunto, como decía Confucio: “Una caminata de ocho mil kilómetros comienza por un  paso”. Éste ya se ha dado.

¿Usted que lee esta columna, tiene algún dato que nos pueda proporcionar acerca de lo tratado en ésta y en las del 8 de febrero y el 26 de mayo pasados, acerca de Adolfo y Esperanza López Mateos, B. Traven, Gonzalo de Murga…? Escríbame, se lo voy a agradecer.

Desde luego, si sus comentarios o aportaciones son sobre otro tema tratado en alguna de mis columnas, también se los agradeceré. Y aunque el tema no lo haya tratado, escríbame con la seguridad de que tendrá mi total atención y agradecida respuesta.

 

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